Comencé dejándome acompañar por las suaves y cálidas palabras de las doulas, empapándome de su calma, su cuidado, su tacto, su discreta presencia. Y quise saber más y conocí a Angeles Hinojosa, escuché atentamente sus sabias palabras, me aportó una herramienta maravillosa: la reflexología que además de seguridad me dio fuerza para hacerme responsable tanto de mi salud como de la de mi hijo. Ella me enseñó a confiar en el cuerpo y en los recursos que la naturaleza ha puesto a nuestro alcance.
Mi mente se abría y mi cuerpo también pedía elasticidad. Llegué al yoga para embarazadas bebés y niños, ahondando en los misterios y conexiones entre el cuerpo emocional y el cuerpo físico. Me estiré, recoloqué mi cuerpo, salté, bailé grité y conecté con mi interior. Me relajé y paré a asimilar el camino recorrido.
Y hoy te presento mi blog un reflejo de este caminar constante, en este momento poniendo en práctica parte de lo aprendido sin dejar de buscar, de cuestionar y revisar.